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sábado, 19 de noviembre de 2011

Rimas infinitas .

ODA A PALMA

Nadie vio al mendigo
recogiendo libros; pero
recordaron a un bibliotecario
escribiendo de almas tradiciones.

Si quisiera conocer la noche
más iluminada, al dibujante
del contexto, al pintor de antaño,
un amanecer de luna, un
anochecer de sol;
leería a Ricardo Palma.

Si quisiera mis manos encima
de la seda más suave, sobre la
espina de la rosa sin tallo, mi nariz
en el hontanar del perfume,
beber del elíxir que embelesa;
leería a Ricardo Palma.

Si quisiera conocer mi pasado antes
de nacer, al amanuense de su propio
dictado, al artífice de una carta
a los anónimos,
a la voz de las letras afónicas;
leería a Ricardo Palma.

Si quisiera pasear por pequeñas
callecitas sin nombres, escuchar al
pregonero que olvidó
su cantata, beber el vino dulce
más añejo y cautivante;
leería a Ricardo Palma.

Si amara a un romántico rebelde,
a un soldado con
municiones de tinta;
amaría a Ricardo Palma.

Podrán quemar mi biblioteca; pero
el guardián mendigo acurruca
bien sus libros.

Todos verán al mendigo
escribiendo libros; y
recordaron a un bibliotecario
recogiendo almas tradiciones.


APOLOGIA A LOS TRASCENDENTALES

Escribí que la noche sólo
es oscura para el hombre, pues
sólo ve lo que quiere ver.

Los trascendentales abren los
los parpados sólo para demostrarse
a sí mismos lo que en su
mente ya habían escrito.
Ellos crean su contexto.

Los soñadores nunca abrimos
los ojos para ver cómo
está el camino…
Los abrimos para darle forma.

¡Es que nacimos as!
Levantamos la mano y
dirigimos al mundo, entonces
ya existimos.
Esculpimos naciones en sueños,
creamos a la musa de la nada,
somos hijos del punto infinitesimal
que dio vida al contexto.

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